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miércoles, 22 de octubre de 2008

LA RONDA DE CABALLEROS









Desde hace siglos la tuna es un punto de encuentro para todos los universitarios románticos y soñadores, amantes de la música, la diversión, de los buenos caldos y de la noche, que gustan de viajar, conocer mundo y nueva gente y rondar a la damas mas bellas del lugar. Porque la institución desenfadada y lúdica de la Tuna es el crisol de la tradición musical universitaria , totalmente apolítica y pluricultural, y absolutamente joven y jaracandosa.
Esta tradición, que se transmite de generación en generación por los jóvenes estudiantes que ingresan en sus filas sucediéndose a si mismos, se sigue sirviendo de las canciones de siempre, poesías y de instrumentos como la bandurria, el laúd y la guitarra, y aunque ha perdido el fin primero de sustento económico del estudiante en cuestión, sigue manteniendo características innatas de siempre, heredadas de siglos anteriores y tunos predecesores: la interpretación de canciones populares con idénticos o parecidos instrumentos, el vestir con trajes de época, el derroche de simpatía y desenfado, repartiendo su alegría por facultades, calles y restaurantes, la inquietud de viajar casi sin dinero buscándose el sustento con sus habilidades aprendidas, el componente romántico que les lleva a rondar a una mujer, enamorándola con sus canciones de amor, luna y estrellas.



La historia de la Tuna es una evolución a la par de la universidad en lo que hace de estas dos instituciones una simbiosis perfecta y sin la cual no tendría sentido la propia existencia de la institución de la Tuna



A lo largo de la Historia, pocas son las instituciones que han mantenido tan fielmente sus costumbres y tradiciones como las Tunas de todo el mundo. El espíritu estudiantil ha ido pasando de generación en generación, desde los primeros “sopistas” que lograban sobrevivir gracias a su astucia y habilidad hasta la época actual, donde el sentimiento iniciático y enriquecedor de la Tuna en la vida universitaria está más vivo que nunca.
La “vestimenta” del tuno es, probablemente, uno de los elementos más representativos y tradicionales de la institución tunantesca. Con su característico color negro (color adoptado en honor a Felipe II en el siglo XVI), y su llamativo aspecto, ha permanecido invariable a través de los siglos, siendo similar al vestuario utilizado por los estudiantes de las primeras universidades españolas.
El “pájaro, grillo o cuervo”, que con todos estos nombres se le conoce (denomina entre los estudiantes) al traje de tuno en la actualidad, se compone de jubón (chaqueta corta), ceñidor, beca, camisa, calzas, bombachos o gregüescos sobre éstas, y zapatos o botas.
El “jubón” es una chaqueta ceñida al busto, que se viste sobre una camisa blanca cuyos puños y cuello son de gran tamaño, frecuentemente acabados en puntillas. En la cintura destacar el “ceñidor” que, vestido por encima del “jubón”, potencia la imagen gallarda del tuno. El “jubón” se cita documentalmente por vez primera en la Península Ibérica en 1377, y en el siglo XVI se generaliza como prenda ligera.
Como pantalones se utilizan “bombachos o gregüescos”, cortos, anchos, y ceñidos por la parte inferior. Los “gregüescos” o cervantinos son calzones muy anchos adornados con trusas, usado sobre todo en los siglos XVI y XVII. Las “calzas” son prendas que cubren el pie y la pierna hasta la cintura, usándose solas o bajo los “gregüescos”. Con los “bombachos” se utilizan medias calzas, o simplemente medias, que cubren sólo hasta media pierna.
La “beca” es la banda de color que se coloca sobre el pecho y los hombros, por encima del “jubón”. Antiguamente indicaba que su portador estaba becado por su universidad, y como becario se le hacía menos costosa la estancia. Los colores de la “beca” y el escudo que en ella figura bordado, identifican la Universidad y la Escuela o Facultad a la que pertenece el tuno. Es entregada al tuno por sus compañeros, cuando éstos consideran que ha alcanzado el grado de veterano.
Como nota curiosa señalar que antiguamente se diferenciaba entre veterano y novato según el color del traje, estando reservado el color negro (de uso habitual en los ropajes de ciudad) para los veteranos y el color pardo (de uso habitual en los ropajes del campesinado de la época) o marrón claro para los novatos, de donde nació el termino de “pardillo” como sinónimo de novato y que nada tiene de humillante, como se pretende. El cambio de color de la ropa significaba la adaptación al mundo trepidante y refinado de la ciudad respecto a los orígenes humildes y campesinos.
Respecto al calzado, solo decir que los puristas rechazan el uso de los zapatos con cordones para el traje de tuno, y, profundizando un poco más en la historia, solo admiten en ellos como adorno una hebilla a juego con la que tenga el ceñidor.
Otra prenda importante en la indumentaria del tuno es la “capa”, larga y suelta, sin mangas, y abierta por delante. Además de fiel protectora del tuno en sus noches de frío, la capa representa dos de sus características fundamentales: la de viajero infatigable, y la de galán empedernido. Sobre ella, en su parte anterior, se exhiben los escudos como recuerdos de lugares, villas, ciudades, países, momentos y gentes que el tuno, en su afán viajero, característica intrínseca del mester tunantesco, deja atrás, con el sabor agridulce de todo momento feliz pasado, y a su espalda muestra las cintas multicolores de féminas (madres, novias, amigas) que así le muestran su afecto o amor: “... Cada cinta que adorna su capa guarda un trocito de corazón”. El único color de cinta reservado es el blanco que indica que la cinta referida es de la madre de tuno que la luce.


se tañen principalmente instrumentos de cuerda o también denominados instrumentos de pulso y púa, entre los que tenemos los siguientes instrumentos básicos: la guitarra, el laúd y la bandurria. Pero no podemos olvidar acaso el más característico: la pandereta, que lucida con gallardía, el tuno que la toca, es capaz de mantener el ritmo a la vez que realiza complicadas pruebas gimnásticas, lo que en el argot tunantesco se denomina como “bailar la pandereta”. Dentro de la familia del instrumento de la pandereta hay una gran subdivisión dependiendo del tamaño de esta. La pandereta más grande se denomina “pandero” y la de menor tamaño “parche”, que es la pandereta idónea para manejar y bailarla. También se utilizan otros instrumentos que le confieren a la Tuna una riqueza especial, y son el resultado de la fusión con la cultura de muchos pueblos, como son el guitarrón, el contrabajo (esenciales en certámenes), el timple canario, el cuatro venezolano, el charango, violín, Mandolina...


Otra importante costumbre heredada del medioevo es la importancia, respeto y amor profesado a su estandarte o insignia, representada por la bandera de la Tuna. Se la adorna con cintas relevantes de algún honor recibido por la Tuna en general, y también bailarla en certámenes pudiendo acceder a premios de gran reconocimiento. Lo ortodoxo es que ella no pueda o deba tocar el suelo, a menos que se trate de suelo santo, que es donde haya enterrado alguna persona o algún recinto sagrado religioso cristiano. Aunque esta norma no se suele cumplir lógicamente con tanta seriedad como en el ejercito o demás instituciones que hacen gala asimismo de un estandarte y de dicha



Además de Rondas, viajes, certámenes, contratos y Patrioticas,de las que hemos decidido crear un apartado exclusivo para cada una de estas actividades dada su importancia, existen otros que haceres de la vida estudiantil y tunantesca no menos importantes, como son:
Pasacalles: consiste en pasear cantando y tocando en formación de varias filas por las calles de una ciudad. Las filas se pueden cruzar y realizar diferentes figuras y coreografías, siempre sin dejar de tocar y cantar piezas instrumentales de ritmo de pasacalles o pasodobles adecuados para la ocasión.

Pasaclases: una de las formas de captar nuevos miembros para la Tuna es el tradicional pasaclases (también llamado rompeclases), que se suele realizar a principio de curso. Consiste en entrar de improvisto en las aulas en medio de una hora de clase y presentarse y animar a los estudiantes que se encontraban atendiendo las explicaciones del profesor, a ingresar en la Tuna.

Exámenes de pardillo: es un examen público en el cual el novato demuestra sus habilidades musicales y de comportamiento, y la Tuna juzga si esta maduro y preparadoy poder representar dignamente a su Universidad en las ocasiones que fuera necesario. (Indicar a nuestras autoridades académicas que este tipo de prueba se ha reducido a la mínima expresión en nuestra propia Tuna)

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